7 dic 2012

La lluvia, el paraguas y Compostela



Turismología (2012)
Si existe un elemento imprescindible para los compostelanos, éste es sin duda, el paraguas. Amigo y enemigo a partes iguales. Amigo inseparable porque te resguarda de la lluvia tan habitual en nuestra ciudad y enemigo porque pocos son los días que logras desprenderte de él.


Pero tampoco podemos negar que algo de cierto hay en ese dicho tan popular: "Santiago, la ciudad dónde la lluvia es arte". A pesar de la incomodidad que supone para la mayoría el hecho de que llueva día sí y día también durante largas semanas, reconozcamos que el casco histórico se transforma y que la lluvia actúa de mago invisible, pues  la piedra tan característica de la ciudad adquiere un encanto especial.

No encontramos mejores palabras para describir este fenómeno que las que utiliza Santiago Turismo:

Turismología (2012)
"La lluvia es una bendición para los fotógrafos de Compostela: hace brillar el granito de las fachadas y los empedrados, y da trabajo a las gárgolas en las casas nobles, que manan su caudal bajo el fino manto de agua.  Cuando escampa, además, los charcos del pavimento reflejan torres, volutas, balconadas y cresterías, como un mundo arquitectónico invertido".

Si a la belleza que ya de por sí, proyecta la lluvia en Compostela le añadimos el factor noche, nos encontramos ante una estampa única y que pocos saben apreciar. 
Es y ha sido siempre tan habitual la lluvia en Santiago que la organización y estructuración de las calles del casco histórico así lo reflicte con soportales empedrados que hacen  menos incómodo el paseo bajo la lluvia.


Santiago tiene varias caras y no debes perderte ninguna.

Turismología (2012)
Está el Santiago de día (bullicioso, lleno de vida y de estudiantes, de bares repletos, y comercios tradicionales) y el Santiago de noche (tranquilo y misterioso en noches de descanso estudiantil, frente a festivo y jovial en las noches de "movida" y fines de semana).

También nos encontramos el Santiago gris y lluvioso frente al Santiago de cielo azul y soleado.  Dos caras de una misma ciudad, ambas bonitas, pero diferentes.

Los pequeños detalles marcan la diferencia entre ver Santiago como si de una revista se tratara (en la que hojeas sus páginas viendo imágenes desordenadas de un lugar) y conocer Santiago (de modo profundo y todas sus perspectivas).


Pero la que nos trae hoy aquí, a este post, nos lleva a hablar de la lluvia y del paraguas, fiel amigo de los compostelanos.
Como elemento tan importante de nuestra cultura, existen y han existido comercios dedicados exclusivamente a la venta de este preciado bien en los días que el sol no quiere brillar.  Encontramos desde las fábricas propiamente dichas (Compostela Industrial), a los comercios tradicionales de venta de paraguas (Paraguas Chirel o Mariño Iglesias), pero sobre todas destacamos el pequeño comercio ubicado en la  Rúa do Vilar, 28, la paragüería o fábrica de paraguas Iglesias.
Algunas ya han desaparecido con el paso de los años, y la posibilidad de encontrar paraguas en todo tipo de comercios de bisutería, complementos, téxtil, bazares, etc. Destacamos un relato sobre una de esas ausencias que nos trae José Puentes a través del blog Lucernario.

La lluvia, el paraguas y Compostela, un tándem maravilloso. Ya lo sabes, si vienes a Santiago no te olvides...el paraguas y disfruta de ver la lluvia caer! 




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